Las carcomas son insectos, silenciosos y agiles, cuyo tamaño oscila entre 2 y 9 mm. Las larvas de estos insectos son las encargadas de destruir la madera desde adentro, de modo que resulta poco probable saber de su existencia hasta que han alcanzado su fase adulta y cavan un pequeño agujero para salir a la superficie. Suelen cavar galerías a lo largo y ancho de las estructuras de madera seca, la cual les sirve para alimentarse sin ser detectadas.
Se pueden alojar en puertas, muebles y demás objetos de madera y sólo se denota su presencia por los orificios que causan y por el serrín que se suelta de la madera cada vez que se alimentan de ella.
Las casas propician un ambiente seguro para su supervivencia, resguardándoles del agua y del frío y brindándoles una extensa fuente de alimentos (muebles, utensilios de madera). Los muebles viejos o con grietas, la humedad y una temperatura media de 22 grados favorecen el desarrollo de la carcoma. Se trasladan fácilmente de un mueble de madera a otro, ya que en la etapa adulta desarrollan alas que les permite volar a cortas distancias para colocar sus huevos, esto significa que «tener un solo objeto de madera infectado con carcomas implica que toda la casa podría estar infestada por carcomas en poco tiempo».
Las carcomas sólo se alojan en la madera seca, por lo que los troncos de los árboles vivos están libres de estos insectos.
Las carcomas tienen un ciclo de vida que se divide en cuatro fases: huevo, larva, pupa y adulto. La etapa larvaria es la que mayor daño produce a la madera pero es en la etapa adulta donde poseen la facultad de volar y trasladarse a una nueva pieza de madera para poner sus huevos en cualquier grieta o ranura que encuentren permitiendo que el terrible ciclo vuelva a comenzar. Durante esta etapa no consumen madera y duran solo algunos días antes de morir. El proceso de su desarrollo puede durar unos tres años, lo que da idea de los graves problemas que pueden causar.
El principal peligro de estos insectos recae en el deterioro que causan en las estructuras de madera, ya que estas pueden aparentar ser lo suficientemente fuertes en el exterior, pero la descomposición interna que causan las carcomas puede generar una pérdida de rigidez y, en casos más graves, lograr que la estructura ceda.
Las carcomas pueden acabar con obras de arte, construcciones de madera, mobiliarios, puertas, ventanas, marcos, vigas armarios y más.
¿Cómo reconocer la presencia del carcoma?
Estos insectos dejan unas huellas características que nos permiten sospechar su presencia. Estas son:
- Orificios en la madera. Como ya hemos comentado, las larvas se desarrollan en el interior de la madera. Una vez alcanzado el estado adulto, salen a la superficie a través de agujerillos que cavan ellos mismos.
- Pequeños depósitos de aserrín en el suelo los cuales podrán ser más o menos sólidos.
- Se escuchan extraños sonidos que vienen desde dentro de la madera. Esto es, sin duda, una señal de que las larvas de la carcoma están mordiendo nuestra madera para alimentarse de ella.
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Lo primero que hay que hacer si se detecta serrín cerca de los muebles es comprobar si hay agujeros y observar su interior para saber si la carcoma los ha abandonado o sigue activa. Las galerías más recientes están limpias y pulidas, mientras que el interior de las viejas es oscuro, contiene polvillo y los bordes están deteriorados y astillados.
Si detecta la presencia de estos insectos en su hogar, será importante que no demore en poner manos a la obra para erradicarlos antes de que la situación empeore. Si se encuentra en esa situación los técnicos especializados y con amplia experiencia de Milcoza podrán ayudarlo. Contacte con nosotros y nuestros expertos acudirán a su domicilio sin cargo para evaluar la infestación y darle un panorama completo de la situación y sus posibles soluciones.